FILOSOFÍA HELENÍSTICO-ROMANA. (Del siglo III a. C. al siglo V de nuestra era)
“Un filosofar eminentemente normativo, una
meditación moral y místico religiosa es lo característico de esta época. La
quiebra de los valores antiguos impone a la filosofía, con más fuerza que
antes, una misión rectora y la convierte
en una doctrina moral de la salvación laica por la inteligencia o en una
preparación para la visión mística y el consuelo de la fe. La filosofía se hace
así, decididamente, sabidiría de la vida.” Augusto Salazar Bondy: “Iniciación
Filosófica”
Para
Sócrates, la virtud es y debe ser ciencia, y no hay virtud fuera de la ciencia.
Platón concluye en el Filebo
que la vida humana perfecta es una vida mixta de ciencia y placer, en la cual
prevalece la ciencia. Aristóteles considera la vida teorética como la más alta
manifestación de la vida humana.
Pero la quiebra definitiva de la
armonía de la vida teorética, en favor del segundo de sus términos, de la
virtud, se encuentra en la filosofía postaristotélica. El objetivo inmediato y urgente es la búsqueda de una
orientación moral, a la cual debe estar subordinada, como a su fin, la
orientación teorética. El pensamiento debe servir a la vida, y no la vida al
pensamiento. La filosofía es todavía y siempre investigación. Pero
investigación de orientación moral.
EL ESTOICISMO
De las tres grandes
escuelas postaristotélicas, desde el punto de vista histórico, la estoica es la
más importante de ellas. La influencia del estoicismo había sido decisiva en el
último período de la filosofía griega. Solamente es comparable a la de
Aristóteles y muchas veces se desarrolló en concomitancia con la doctrina
aristotélica, la acción del estoicismo continúa. Esta doctrina ha
servido de fundamento a todas las elaboraciones teológicas que se han producido
desde el platonismo en adelante y ha valido como criterio interpretativo del
propio aristotelismo.
El fundador de la escuela fue Zenón de
Citium, en Chipre; alrededor del 300 a. de C. fundó su escuela en el Pórtico
Pintado (Stoa poixilh). Por lo cual sus discípulos se llamaron estoicos. Sin
embargo es a Crisipo de Soli o de Tarsos, en Cilicia, nacido en 281-78, muerto
en 208-205 a. de C., que se le considera el segundo fundador del estoicismo;
tanto, que se decía: "Si no hubiese existido Crisipo, no existiría la Stoa."
Fue de una prodigiosa fecundidad literaria. Escribía cada día quinientas
líneas y compuso en total setecientos cinco libros. Fue también un dialéctico y
un estilista de primer orden.
Características
de la filosofía estoica
El estoicismo se presenta como
continuación y complemento de la doctrina cínica. Los estoicos no buscan ya la
ciencia, sino la felicidad por medio de la virtud sin embargo considera que
para alcanzar felicidad y virtud se necesita la ciencia. El fundador mismo de
la escuela, Zenón, consideraba indispensable la ciencia para dirigir la vida, y
aunque no le reconociese ningún valor autónomo, la incluía entre las
condiciones fundamentales de la virtud. Tal fue indudablemente la doctrina
predominante en el estoicismo. "La filosofía —dice Séneca— es ejercicio de
la virtud pero por medio de la misma virtud, ya que no puede haber ni virtud
sin ejercicio, ni ejercicio de la virtud sin virtud."
Ahora bien, las virtudes más generales
son tres: la natural, la moral y la racional; también la filosofía se divide,
pues, en tres partes; la física, la ética y la lógica.
La lógica
La lógica es entendida por los
estoicos como ciencia de los discursos continuos,
es decir que la lógica es retórica;
como ciencia de los discursos divididos
en preguntas y respuestas, la lógica es dialéctica. Y la dialéctica los estoicos la definen como
"la ciencia de lo que es verdadero y de lo que es falso y de lo que no es
ni verdadero ni falso". La dialéctica se divide en dos partes, según trate
de las palabras o de las cosas que significan las palabras: la que trata de las
palabras es la gramática, la que trata de las cosas significadas es la lógica
en sentido propio. El problema fundamental de la lógica estoica es el del criterio
de la verdad. Según todos los estoicos, el criterio de la verdad es la representación
cataléptica o conceptual, la representación cataléptica es la que
viene del objeto real y es impresa y marcada por él en conformidad consigo
mismo. Definían la ciencia como "una representación cataléptica o un
hábito inmutable para aceptar tales representaciones, acompañadas de
razonamiento" (Dióg. L., VII, 47) y afirmaban que no hay ciencia sin
dialéctica, siendo propio de la dialéctica presidir los razonamientos. Por lo
que se refiere al problema del origen del conocimiento, el estoicismo es empirismo.
Los conceptos son producidos por la instrucción o el razonamiento, y
constituyen la ciencia. Pero la razón actúa, según los estoicos, sobre el
material facilitado por la sensibilidad. El estoicismo es, pues, un nominalismo,
según la expresión empleada en la escolástica para designar la doctrina que
niega realidad al universal. Los conceptos más generales son reducidos
por los estoicos a cuatro:
1.
el sustrato o sustancia;
2.
la cualidad;
3. el modo de ser;
4. el modo relativo.
Los estoicos pusieron la teoría del
significado que ha conservado su importancia fundamental en la lógica y en la
teoría del lenguaje. "Tres son —decían ellos— los elementos que se
coligan: el significado, lo que significa y lo que es.
La
física
El concepto fundamental de la física
estoica es el de un orden inmutable, racional, perfecto y necesario que
gobierna y dirige infaliblemente todas las cosas y las hace ser y conservarse
como son.
Los estoicos sustituyen las cuatro
causas aristotélicas por dos principios: el principio activo y el principio
pasivo, ambos materiales e inseparables uno de otro. Los estoicos defienden un
riguroso materialismo sobre la base de la definición del ser dada por Platón en
el Sofista: existe lo que actúa o padece una acción. Como sólo el cuerpo
puede actuar o padecer una acción, sólo el cuerpo existe. Los estoicos admitían
solamente cuatro especies de cosas incorpóreas: el significado, el vacío, el
lugar o espacio y el tiempo. Así, pues, entre las cosas incorpóreas no figura
Dios. Dios mismo, como razón cósmica y causa dé todo, es cuerpo: más
concretamente es fuego, es soplo cálido y vital que lo conserva todo. Se
llama razón seminal del mundo,
La
psicología
El alma, según los estoicos, forma
parte del número de las cosas corpóreas a base del principio de que es cuerpo
lo que actúa y que el alma actúa. El alma humana es una parte del Alma del
mundo, o sea, de Dios; como Dios, es fuego o soplo vivificante, y sobrevive a
la muerte en el seno del Alma del mundo. Las partes del alma son cuatro:
1° el principio directivo o hegemónico
que es la razón;
2° los cinco sentidos;
3° el semen o principio espermático;
4° el lenguaje
Crisipo distinguía las causas
perfectas o fundamentales de las concomitantes o próximas. Las primeras actúan
como absoluta necesidad, las segundas pueden sufrir nuestra influencia.
La
ética
Dios ha confiado la realización y la
conservación del orden perfecto del cosmos en el mundo animal a dos fuerzas
igualmente infalibles: el instinto y la razón. La ética de los estoicos es sustancialmente
una teoría del uso práctico de la razón, esto es, del uso de la razón en orden
a establecer la armonía entre la naturaleza y el hombre.
Zenón adopta la fórmula del
"vivir conforme a la naturaleza" e indudablemente ésta es la máxima
fundamental de la ética estoica.
Ahora bien, la acción que se presenta
conforme al orden racional es el deber:
la ética estoica es, pues, fundamentalmente una ética del deber y la
noción del deber, como conformidad o conveniencia de la acción humana al orden
racional, viene a ser por primera vez, en los estoicos, la noción fundamental
de la ética.
"Los estoicos llaman deber a aquello cuya
elección puede ser razonablemente justificada.
La virtud es el único bien en sentido
absoluto, pues ella sola es la que constituye la realización, en el hombre, del
orden racional del mundo.
Por último para los estoicos las emociones son
enfermedades verdaderas y propiamente tales, que afectan al necio pero de las
que el sabio está inmune. La condición del sabio es, pues, la indiferencia a
toda emoción, la apatía.
CICERÓN
(106-43 a . C)
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Las obras filosóficas ocuparon los últimos
años de su vida. Cicerón expone y analiza el pensamiento de la mayoría de las
escuelas filosóficas griegas, en especial la Academia (Platón), el Liceo (Aristóteles),
y la Estoa (estoicos).
Sus inclinaciones personales, dentro de su carácter ecléctico, parecen
dirigirse hacia el escepticismo académico, mostrándose combativo frente al
epicureísmo.
Aunque también asimiló obras de otros
pensadores, fue de Platón de quien tomó los títulos, los temas y la forma
dialogada para sus tratados políticos De República y De Legibus. En el primero propugna
como mejor sistema político el resultante de la fusión de la monarquía, la
oligarquía y la democracia; en el segundo trata sobre el derecho natural, las
leyes sagradas y el orden estatal, así como sobre las funciones propias de los
magistrados.
La forma dialogada será la que adopte para el
resto de su obra filosófica, compuesta en aquellos momentos en que se
encontraba alejado de la política.
El esfuerzo de Cicerón por crear un vocabulario apto para la expresión de temas filosóficos, adaptando
muchos términos griegos, sirvió para enriquecer la lengua latina. Además de su
valor literario de primer orden, hay que considerar que gracias a las obras
filosóficas de Cicerón se conoce el pensamiento de filósofos importantes de su
época cuya obra original se ha perdido.
Su obra principal es Sobre la
naturaleza de los dioses, en donde
expone las teorías teológicas de las tres escuelas filosóficas más importantes
en aquel momento, así como en los dos siglos posteriores: la epicúrea, la
estoica y la académica
SÉNECA (4-65)
Fue el máximo representante
del estoicismo nuevo.
Séneca separa las cuestiones naturales de las cuestiones morales
y presta mayor atención a estas últimas; hace de la filosofía un asunto
práctico que conduce a la verdadera felicidad, que consiste en la
tranquilidad espiritual permanente. Para llegar a ella es necesario contentarse
con lo que está al alcance, es decir, lo interior, aunque lo externo es también
deseable siempre y cuando posibilite lo que llama el buen vivir. Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro
apartados: los diálogos morales,
las cartas, las tragedias y
los epigramas. La filosofía de Séneca se diluye en estas obras. No escribió una obra
sistemática de filosofía; su pensamiento filosófico, sus ideas estoicas, se
expresan a lo largo de toda su obra y llenan el comentario de todas las
situaciones.
TITO LUCRECIO CARO
Es
autor de un largo poema didáctico, De rerum natura (Sobre la naturaleza de las cosas).
La tradición ha defendido que padecía algún tipo de enfermedad mental, que
podría ser o no de origen físico (como la epilepsia), tratando de desprestigiar así una visión de las cosas tan alejada del dogma de fe.
La obra de Lucrecio es
materialista e irreligiosa.
La intención de Lucrecio es
liberar al hombre del miedo a los dioses y a la muerte, causas de la infelicidad humana.
En general, Lucrecio es considerado uno de los tres grandes poetas del ateísmo, junto a Ludwig Feuerbach y Thomas Hardy.
EL
EPICUREÍSMO
·
EPICURO (341-270
a . C. )
Epicuro ve en la filosofía
el camino para lograr la felicidad entendida como liberación de las pasiones.
Así, pues, el valor de la filosofía es puramente instrumental: su fin es la
felicidad. Mediante la filosofía, el hombre se libra de todo deseo inquieto y
molesto; también se libra de las opiniones irrazonables y vanas, y de las
turbaciones que de ellas proceden.
Para él valor de la
filosofía radica en lo siguiente:
1° Liberar a los hombres del
temor de los dioses, demostrando que por su naturaleza feliz no se ocupan de
los asuntos humanos
2° Liberar a los hombres del
temor a la muerte, demostrando que no es nada para el hombre: "cuando
existimos nosotros la muerte no existe, cuando existe la muerte no existimos
nosotros"
3° Demostrar la accesibilidad
del límite del placer, es decir, el fácil logro del placer mismo
4° Demostrar la lejanía del
límite del mal, es decir, la brevedad y la provisoriedad del dolor.
EL ESCEPTICISMO
Pirron, hijo de Plistareo, nació en FIis entre el 365 y el 360 a .C. Cuando casi llegaba a los cuarenta años,
fundó la primera escuela de escepticismo en Elis, su ciudad natal.
Los pilares de su pensamiento fueron: la suspensión del juicio (la epoché), o sea el estado mental
gracias al cual es imposible rechazar o aceptar las ideas de los otros, la
facultad de no expresarse (la
afasia) y la imperturbabilidad (la
ataraxia), o sea la ausencia de
angustia. Su pensamiento en dos palabras es el siguiente: no existen valores o verdades que autoricen a poner la mano en el fuego
por ellos: nada, por naturaleza, puede ser considerado bonito o feo, bueno
o malo, justo o injusto, verdadero o falso, y no existe diferencia alguna entre
disfrutar de óptima salud y estar gravemente enfermos. Pensaban que, en las
cosas contrarias por persuasiones de la razón, tales persuasiones son iguales.
Afirmaban que la concordancia de las cosas es algo ambiguo y fundamentaban su
tesis en la existencia de diez modos de concebir lo igual como diferente.
NEOPLATONISMO
·
PLOTINO
Plotino fue el más ilustre
representante del Neoplatonismo en Roma. El plotinismo es el último gran
esfuerzo de la filosofía griega para constituir un esquema racional de la
realidad. En él se funden en un vasto sistema todos los elementos procedentes
de la especulación anterior, especialmente el platonismo, el aristotelismo y el
estoicismo, además de otros de origen oriental.
Su esquema fundamental de la
realidad, constituida por entidades jerárquicamente escalonadas y procedentes
unas de otras
-
el Uno
-
el
mundo inteligible
-
el Logos o Inteligencia
-
el Alma del mundo
-
el mundo sensible
LA PATRÍSTICA
Se denomina patrística al periodo de elaboración doctrinal de los grandes
Padres de la Iglesia, que empezó con los
Padres Apostólicos y terminó con Juan Damasceno (hacia754) de la Iglesia Griega
y Beda el Venerable, de la Iglesia Latina, en el año 735.
Llamase Padres apostólicos a los del siglo I
d. C. que fueron autores de cartas o de epístolas con los que se ilustraba y
aclaraba distintos puntos referidos a la doctrina revelada.
Los Padres apologistas desarrollaron su tarea
en el siglo II, dedicándose a la defensa de la doctrina cristiana. Entre estos
padres destacaron Justino y Tertuliano.
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