LA FILOSOFÍA ÁRABE Y JUDÍA
Durante la Edad Media, el pensamiento filosófico árabe y judío tuvo tal
influencia en el pensamiento cristiano que produjo un cambio en su orientación.
La aparición de la filosofía árabe y judía fue fruto de su contacto con el
pensamiento del mundo griego. La filosofía influyó en el campo científico,
teológico, jurídico, etcétera, puesto que en todos estos ámbitos se utilizaron
métodos propiamente filosóficos. Su orientación tuvo carácter racionalista y
religioso, ya que su objetivo fue conciliar la filosofía con la teología. Estos
pensadores consideraron que la labor de la filosofía era ayudar a comprender y
demostrar a Dios haciendo accesible la Revelación que aparece en los libros
sagrados.
PLANTEAMIENTOS DE LA FILOSOFÍA ÁRABE:
Cuando en el año 529 el emperador Justiniano
clausura la Escuela de Atenas, la filosofía de Aristóteles se mantiene en
Oriente en la escuela siria. Los árabes se apropian de esta filosofía cuando
conquistan Persia y Siria. Hasta el año 750, bajo la dinastía de los abatidas,
el corpus aristotélico es conservado por los árabes, quienes lo introducirán en
occidente. Es necesario destacar que el Aristóteles que reconstruyen los
filósofos árabes está claramente impregnado de platonismo.
La filosofía árabe nace al intentar
solucionar los problemas que ofrece el encuentro del Corán con la filosofía
aristotélica. Se ven obligados a dar respuesta a algunas cuestiones del
pensamiento de Aristóteles incompatibles con la fe coránica: la eternidad del mundo,
la mortalidad del alma, la relación problemática entre razón y fe. Con la
transmisión al occidente europeo de determinadas soluciones árabes, los
filósofos y teólogos cristianos se encontraron propuestas para hacer frente a
la dificultad del encuentro entre filosofía aristotélica y verdades reveladas.
Distinción entre esencia y existencia: basado en el
filósofo Alfarabi, sostiene que todo lo que existe es posible o necesario. En
el ser necesario (Dios) esencia y existencia coinciden, en el ser posible se
distinguen y lo posible debe recibir la existencia de lo necesario.
El Necesitarismo: el
mundo existe necesariamente desde siempre porque Dios no es libre de crear o no
crear: crea por necesidad de su esencia y desde toda la eternidad.
La cuestión del entendimiento agente: Alkindi
(s. IX) lo identifica con Dios, mientras que en Averroes es
uno y común a todos los hombres
REPRESENTANTES:
Avicena (S. XI)
Averroes (S. XII)
Además de
elaborar una enciclopedia médica, escribió comentarios sobre la obra de Aristóteles (de ahí que fuera conocido como «El
Comentador»). En su obra Refutación de la refutación (Tahafut al-tahafut) defiende la filosofía aristotélica frente a
las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción
con la religión y sería por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del Islam. Jacob
Anatoli tradujo sus
obras del árabe al hebreo en los años 1200. Sus escritos influyeron en el
pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento.
A finales del
siglo XII una ola de fanatismo invade Al-Ándalus después de la conquista de los Almohades y es
desterrado y aislado en la ciudad de Lucena, cerca de
Córdoba, prohibiéndose sus obras. Meses antes de su muerte, sin embargo, fue
revindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas de sus obras de lógica y
metafísica se han perdido definitivamente como consecuencia de la censura. Gran
parte de su obra sólo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y
latín, y no en su original árabe. Su principal discípulo fue Ibn
Tumlus (Alcira, provincia de Valencia, 1164-1223), quien le
había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade Al-Nasir.
La noética de Averroes, formulada en su obra conocida
como Gran comentario, parte de
la distinción aristotélica entre dos intelectos, el nous
pathetikós (intelecto
receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente), que permitió
desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y políticas.
Averroes se
esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación
de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos.
El filósofo
cordobés se distancia de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los nervios y al reconocer en el cerebro la localización de algunas facultades
intelectivas (imaginación, memoria).
Averroes
sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible de los objetos
individuales y concreta su fin en la universalización, que no existe fuera del alma (el principio de los animales): el proceso
consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal.
Ese universal
tiene, por lo demás, existencia en cuanto que lo es por aquello que es
particular. En cualquier caso, es el intelecto o entendimiento el que
proporciona la universalidad a lo que parte de las cosas sensibles.
Así las
cosas, en su obra Tahâfut, expone la necesidad de que
la ciencia se adecue a la realidad concreta y
particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales.
La concepción
del intelecto en Averroes es cambiante, pero en su formulación más amplia
distingue cuatro tipos de intelecto, es decir, las cuatro fases que atraviesa
el entendimiento en la génesis del conocimiento: material (receptivo), habitual (que permite concebirlo todo), agente (causa eficiente y formal de nuestro
conocimiento, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y adquirido (unión del hombre con el intelecto).
Averroes
distingue, además, entre dos sujetos del conocimiento (más propiamente: los sujetos de los
inteligibles en acto): el sujeto mediante el cual esos inteligibles son
verdaderos (las formas que son imágenes verdaderas) y el sujeto mediante el que
los inteligibles son un ente en el mundo (intelecto material).
Consecuentemente, el sujeto de la sensación (por el cual es verdadera) existe fuera del
alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadero), dentro.
A pesar de la
condena de 219 tesis averroístas por parte del obispo parisino Étienne
Tempier en 1277 a causa de su incompatibilidad con la
doctrina católica, muchas de éstas sobrevivieron en la literatura posterior de
mano de autores como Giordano Bruno o Pico della Mirandola. Así, encontramos en
estos autores una defensa de la superioridad de la vida contemplativa-teórica
frente a la vida práctica.
Otras tesis
que encontramos en Averroes son:
·
Que el mundo es eterno
·
Que el alma está dividida en dos partes, una
individual perecedera (intelecto pasivo)
y otra divina y eterna (intelecto
activo).
·
El intelecto activo es común a todos los
hombres.
·
El intelecto activo se convierte en intelecto
pasivo cuando se halla unido al alma humana. Cuando la facultad imaginativa del
hombre recibe las imágenes que le proporciona la actividad de los sentidos, las
transmite al intelecto pasivo. Las formas, que existen en potencia en tales
imágenes, son actualizadas por el intelecto activo, convirtiéndose en conceptos
y juicios.
La Filosofía Judía
Planteamientos Filosóficos de la Filosofía Judía:
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Por otro lado
Gabirol (Avicebron) sostiene el hilemorfismo universal según la cual todas las
sustancias, incluida las espirituales, están compuestas de materia y forma.
Representantes:
Avicebron (S. XI),
El nombre de Avicebrón, nombre citado con bastante frecuencia por Alberto
Magno, Guillermo de París, Santo Tomás y otros varios escolásticos, fue un
verdadero enigma, no ya sólo para éstos, si que también para los críticos e
historiadores de la Filosofía, hasta que Münk demostró en nuestros días que el
famoso Avicebrón de la Filosofía escolástica fue un filósofo judío del siglo
XI.
Aunque
se ignora el año preciso de su nacimiento, lo mismo que el de su muerte, consta
hoy que el autor del Fons vitae, enumerado generalmente y
colocado entre los filósofos árabes por los historiadores de la Filosofía,
incluso Ritter, fue Salomón ben-Gebirol,
natural de Málaga, pero educado en Zaragoza, donde en 1045 escribió un pequeño
tratado de moral y algunas poesías. Es probable que falleció en Valencia, hacia
el año de 1070, poco más o menos.
Aparte de sus poesías escritas en lengua
hebrea, y que hicieron su nombre muy popular entre sus correligionarios,
Gebirol debe su fama como filósofo a su Fons vitae, escrito en árabe por el autor, a lo que parece, pero
que fue traducido al latín con este título a contar desde el siglo XII. He
aquí, en resumen, los puntos capitales de su doctrina:
a) El estudio y conocimiento científico de las
cosas debe comenzar por el estudio y conocimiento de sí mismo, y la observación
psicológica debe ser el punto de partida de la ciencia. El término y objeto
final de ésta es el conocimiento de la Voluntad, es decir, de la voluntad de Dios como causa creadora
del Universo y de su movimiento.
b) El conocimiento, o, mejor dicho, la unión
intelectual con esta substancia primera, unión que constituye el objeto final y
la perfección suprema del hombre, se consigue por el doble camino de la ciencia
y de los ejercicios piadosos. Para llegar a la unión intelectual y perfecta con
Dios en la vida presente, no basta la especulación, si no va acompañada de la
purificación moral y de la abstracción de todo lo corporal, por medio de las
prácticas religiosas, de la meditación y del entusiasmo místico.
c) La creación es el acto por medio del
cual la Voluntad, es
decir, Dios, por medio de la voluntad, imprime determinadas formas en la
materia, de manera que todas las formas son impresiones más o menos directas e
inmediatas de la voluntad divina.
Esta idea de la creación, junto con otras
indicaciones relacionadas con este punto que se encuentran en su libro,
permiten sospechar que no admitía la creación ex nihilo, en el sentido propio de la palabra, y que sus ideas
sobre esta materia coincidían con las de los neoplatónicos, como coincidían
también en lo que se refiere a tendencias místicas y algunos otros puntos
filosóficos. Como Platón, el filósofo judío enseña también que los esfuerzos
del alma para adquirir la ciencia representan la evolución y reminiscencia de
sus conocimientos anteriores a la unión o impresión del alma en el cuerpo.
d) Empero la teoría fundamental y característica
de la Filosofía de Avicebrón es la que se refiere a la materia y forma, como
elementos constitutivos y principios internos de todas las cosas finitas;
porque, según el filósofo de Málaga, hay una materia universal que forma parte
de todas las esencias, cualquiera que sea su naturaleza y perfección,
exceptuando únicamente a Dios. Esta materia universal, superior y más sutil que
la materia de los cuerpos, entra en la composición de los ángeles, apellidados
también substancias separadas einteligencias, y es como el substratum común de todas las
cosas que no son Dios. Bajo esta materia universal, y como determinaciones de
la misma, pueden distinguirse otras tres especies de materia, que son la
materia corpórea, o sea la
que entra en toda substancia extensa; la materia celeste, que es la que se encuentra en las esferas celestes y
los astros, y la materia sublunar,
que sirve de substratum propio
a los cuerpos sublunares sujetos a generación y corrupción.
La doctrina de Escoto acerca de la unidad de
la materia prima, sus vacilaciones y reservas acerca de la existencia de
materia en los ángeles, y su opinión acerca de la forma de corporeidad como
forma substancial general del cuerpo, y como base y condición de las formas
substanciales especiales y superiores, o sea del alma de los brutos y del
hombre, pueden considerarse como reminiscencias y vestigios de esta teoría de
Avicebrón.
Con mayor fundamento
todavía puede sospecharse que la doctrina del filósofo judío ejerció cierta
influencia sobre algunas opiniones y teorías de Raymundo Lulio, bastando citar
como ejemplo su opinión acerca de la materia prima universal y de la forma
substancial universal, sin contar sus reminiscencias y formas cabalísticas, tan
en armonía con las tradiciones de la Filosofía judaica.
Maimónides (S. XII)
Debe su celebridad a su Guía de perplejos, una suma de
teología escolástica judía dirigida a personas instruidas en filosofía pero
indecisas con la manera de conciliar la filosofía, la ciencia y la Escritura.
Según Maimónides, aunque la Ley y la
filosofía tienen naturalezas distintas deben conciliarse; es más, el objetivo
de la filosofía es la demostración y confirmación de la Ley. Se puede demostrar
que Dios existe y que es uno e incorpóreo. De manera parecida a Alfarabí expone
que las cosas existentes son contingentes y, por lo tanto, reclaman la
existencia de un Ser necesario. La existencia de Dios está demostrada
independientemente de si el mundo es eterno o ha sido creado ex nihilo en el tiempo. De todas formas, niega
que el mundo sea eterno; es contingente y resultado de la libre voluntad
divina.
De Dios sabemos que existe, pero no sabemos lo que es,
solo podemos hablar de Él acumulando atributos negativos, esto es, negando toda
imperfección; así sabremos, al menos, lo que no es. Esta doctrina evidencia la
preocupación judaica de impedir cualquier ataque a la unidad de Dios.
Respecto al ser humano, Maimónides afirma que cada hombre
tiene una capacidad intelectual que varía según sus méritos y se reúne con el
intelecto agente después de la muerte. La inmortalidad no pertenece al hombre
individual, ya que si la materia (en cuanto forma sensible corpórea) es lo que
nos individualiza, al morir y corromperse tan solo queda el puro intelecto. El
hombre no es inmortal en cuanto individuo, sino solo como parte del intelecto
activo. Esta doctrina será totalmente rechazada por Tomás de Aquino en el siglo
XIII.
Los
árabes conocieron a Aristóteles y lo difundieron en Europa
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