EL POSITIVISMO
Es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único
conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento
solamente puede surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del
método científico. El positivismo deriva de la epistemología que surge en
Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador francés Augusto Comte y del británico John
Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda
mitad de dicho siglo. Según esta escuela, todas las actividades filosóficas y
científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos
reales verificados por la experiencia.
Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico
naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Según
distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano
nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que
obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como objetos de
estudio científico.
Evolución: El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y
matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos
positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés
Saint-Simón, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la
realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la
doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para
el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía,
del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo,
la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron
más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión,
en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte
rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento,
porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las
doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos
sociales británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo
y físico austriaco Ernst Mach.
Características de la filosofía positiva:
·
La
filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la
sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte
atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al
período post-revolucionario.
·
El
término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al
sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. Desechando la búsqueda de
propiedades ocultas características de los primeros estados.
·
Lo
positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo
y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.
Comte,
Augusto (1798-1857).
Afirmaba que del estudio
empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas
ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres
estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su
voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada
la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del
saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o
estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico
o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un
modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el
estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas
abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se
empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las
causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se producen los
fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a
verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada
como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de
quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada fuente de
conocimiento.
Cada uno de estos estadios,
afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes políticas. El
estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho
divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como
el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El
estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o
"sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización
política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba
una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos
de la ciencia para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas
condiciones sociales.
Aunque rechazaba la creencia
en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la religión, pues
contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política Positiva
(1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una
benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva
de su influencia en el desarrollo del positivismo.
La Ley de los Tres Estados
Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos
distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres
estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del
conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:
·
Estado Teológico: Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las
causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible.
Hay en él tres fases distintas:
ü
Fetichismo: en que se
personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
ü
Politeísmo: en que la
animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de
divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas,
los ríos, los bosques, etc.
ü Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan
reunidos y concentrados en uno llamado Dios.
En este estado, predomina la imaginación, y
corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria
de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta
evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para
pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.
·
Estado Metafísico
o Estado abstracto, es esencialmente crítico, y de
transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En
él se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta
explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no
recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren
su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia,
designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a
ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a
las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el
concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo
sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el
carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de
preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en
el espíritu humano, antes de llegar a la adultez.
·
Estado Positivo: Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la
observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo
hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo
esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está
puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se
detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y
busca sólo las leyes de los fenómenos.
El Carácter Social del Espíritu Positivo:
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución
de un saber positivo es la condición de que haya una autoridad social
suficiente, y esto refuerza el carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología,
intenta llevar al estado positivo el estudio de la Humanidad colectiva, es
decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige también, y
principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las
cuales, en una domina lo militar.
Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la
iglesia católica; en la época metafísica, corresponde la influencia social a
los legistas; es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la
sociedad militar a la sociedad económica; es un período de transición, crítico
y disolvente; el protestantismo contribuye a esta disolución. Por último, al estado
positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos,
y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un
poder mental y social.
El Positivismo y la Filosofía
Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas
éstas, no queda un objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas;
la filosofía se convierte en teoría de la ciencia. Así, la ciencia positiva
adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la filosofía, claro es, desaparece;
y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo XIX, que tiene muy
poco que ver con la filosofía.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que
efectivamente hace. Y hemos visto que:
1. Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).
2. Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan
originales y tan nuevos como el ser social, histórica y relativa.
3. Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el
punto de que la sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha
llegado nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su fundador.
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del
positivismo, el que hace que sea realmente, a despecho de todas las apariencias
y aun de todos los positivistas, filosofía.
El Sentido del Positivismo
Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su
virtud. El saber positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante
ellas, sin intervenir, sin saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de
ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta austeridad logra
esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia,
y la reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se
da el carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado
entero.
Corrientes Positivistas
Entre las corrientes positivistas
se puede mencionar al positivismo ideológico, al empiriocriticismo, al
positivismo metodológico o conceptual al positivismo analítico, al positivismo
sociológico, al positivismo realista y al neopositivismo (empirismo lógico o
neopositivismo lógico).
En el
campo del Derecho el denominado positivismo Jurídico o juspositivismo, no tiene
una relación directa con el positivismo filosófico, sino con el concepto de
Derecho positivo (la consideración del Derecho como creación del ser humano).
En el
campo de la psicología se puede mencionar al Conductismo o Psicología
conductista, como pioneros en la aplicación de la metodología científica al
estudio de la conducta humana. Actualmente en la Psicología conviven múltiples
escuelas, muchas de las cuales se basan en el positivismo para el estudio del
ser humano. Entre dichas escuelas o enfoques destacan el Cognitivo-Conductual,
el enfoque Sistémico, o la recientemente llamada Psicoterapia de Tercera
Generación (enfoque que sin abandonar el positivismo, incorpora variables más
ideográficas al estudio del ser humano).
El
Positivismo en la actualidad tiene influencia en muchas personas y lugares, que
sin ser conscientes, se sitúan en esta línea de pensamiento.
Definitivamente,
hoy lo social y teórico pierden más espacio que ganan lo matemático y
comprobable. El Positivismo por sus bases empíricas rechazan todo lo que no se
pueda comprobar desde la óptica humana y eso pasa en nuestros días, el hombre
cada vez más acostumbrado a la técnica y a la manera de mostrar las cosas, a
través de laboratorios e investigaciones, se hace más inverosímil ante las
tesis de pensamiento y las especulaciones.
El gran
desarrollo de la ciencia en los últimos siglos le ha permitido al Positivismo
posicionarse en nuestros días como una disciplina de verdadero conocimiento,
que mirando atrás, puede situarse con muchos adelantos y muchos logros, ya que
lo que se vende, lo aceptado y lo creíble para nuestros días, es solamente lo
que se puede comprobar por algún proceso positivo.
Las
ciencias que han rechazado el Positivismo hoy no despiertan ningún tipo de
seguidores, ya que la conceptualización tan propia en otras épocas, donde
fueron aceptadas y tenidas como fuente de conocimiento, hoy más que nunca son
cuestionadas y tildadas de troncadoras del verdadero saber, y esto gracias al
Positivismo.
De todas
maneras, el pensamiento positivista, ha influido en la actualidad, en especial
en nuestro continente donde todos los países han sido marcados por estas ideas,
sobretodo en el campo político y en países subdesarrollados, buscando formas de
progreso. En Latinoamérica, se tiene un peculiar caso, y es que la tradición
positivista de corte inglés será el telón de fondo de una concepción
neoescolástica de la vida, tanto política como social.
Sin
embargo, a pesar de las influencias efectivas del Positivismo en la vida
espiritual latinoamericana, no se puede afirmar que tal influencia posee un
carácter reflejo, pues ya existía en nuestros países un autóctono Positivismo,
que empieza a germinar a partir de la crítica de la escolástica y la teología
colonial. Es más, el Positivismo fue instrumentalizado por un afán de sus
seguidores de imprimirlo a las específicas situaciones históricas. Se arraiga
de manera profunda dicha actitud positivista en la mayoría de nuestros
pensadores, también siendo su reacción muy extraordinaria.
El
Positivismo, es una doctrina filosófica en donde se acepta como conocimiento
válido, el saber científico obtenido a través de la experimentación, es decir,
con la utilización del método científico, se estudian los hechos y a partir de
estos, se deducen las leyes que los hacen valederos. Por ello, el Positivismo
es considerado como analítico, y tiene como características generales:
Nomotética:
porque halla las causas que explican los fenómenos, confrontando la teoría con
la praxis, detecta discrepancias y establece conexiones generalizables entre
variables.
Propicia
la utilización de un método de investigación: el método hipotético-deductivo
como método científico.
La
neutralidad valorativa: como criterio de objetividad.
Sin
embargo, esta doctrina, incurre en dos importantes contradicciones:
-
Aunque
da legitimidad al conocimiento científico, no específica de manera clara, inequívoca
y por tanto positiva en qué consiste exactamente este conocimiento científico.
-
Que
las más importantes afirmaciones de la doctrina positivista como la Ley de los
Tres Estadios (teológico, metafísico y positivo), no proceden de la actividad
científica ni de la observación, sino de la especulación filosófica y son por
tanto metafísica.
Pero
esto, no ha mermado la proliferación de trascendentales descubrimientos y
avances del mundo moderno; los cuales, se deben sin lugar a duda, a la
influencia del Positivismo, siendo uno de sus más importantes hallazgos, el
descubrimiento de la Historicidad del Conocimiento Humano a través de la
Sociología, que permite la jerarquización (orden y progreso) de la Sociedad de
acuerdo a su nivel intelectual, a fin de que estos, reciban una remuneración
acorde a su labor desempeñada. A partir de la Sociología se debe ubicar
cualquier investigación para que exista un orden, ya que la experiencia que
posee el individuo la sustrae de su entorno, y esta transcurre en un momento histórico,
que lo orientará a través del proceso de experimentación científica.
En síntesis se
afirma:
-
El núcleo de la filosofía positiva es la
llamada Ley de los tres estadios, que se traduce en una nueva periodización del
proceso histórico y en una nueva clasificación de las ciencias:
1.
Teológico o ficticio: el espíritu
humano atribuye los fenómenos a la acción de agentes sobrenaturales.
2.
Metafísico o abstracto: se
sustituyen las fantásticas explicaciones
anteriores por conceptos abstractos que designan fuerzas actuantes cuya
explicación última se desconoce.
3.
Positivo o científico: constituye
el saber basado en la experiencia, excluyendo toda referencia a lo absoluto.
-
El
positivismo, en el pensamiento de Comte, designa al movimiento que exalta los
hechos, resalta las ciencias experimentales frente a las teóricas, y las leyes
físicas y biológicas contra las construcciones filosóficas.
-
Clasifica
las ciencias desde la más simple, la de mayor generalidad, la matemática, luego siguen la astronomía, la física,
la química, la biología
y, en la cúspide, se encuentra la sociología.
-
Algunas
de las características de las ciencias son:
·
Se
atienen a los fenómenos,
ignorando la naturaleza y la esencia de las cosas
·
Estudian
las leyes que establecen las
relaciones constantes de sucesión y semejanza de los fenómenos.
·
Rechaza toda hipótesis extra científica.
·
Y
todo ello con vistas a la previsión de
nuevos fenómenos y a la intervención
con nuestra acción en los mismos.
-
Los
pilares de cualquier sociedad son: la
familia, la propiedad privada y los poderes espirituales y temporales en
mutua relación, pero que sólo funcionarán adecuadamente al llegar la sociedad a
su estadio positivo, cuando imperen la solidaridad y el altruismo.
-
Obras
importantes: Curso de filosofía
positiva, Discurso según el
espíritu positivo (1844), Calendario positivista (1852), El
sistema de política positivista (1851-1854), Catecismo positivista (1852) Llamamiento
a los conservadores (1855),
Síntesis subjetiva (1856) y las Cartas póstumas a John Stuart Mill (1877).
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